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23 de junio de 2012

Asturias traicionada. Requisitoria contra la mentira.

Termina una semana más en la que el conflicto minero de Asturias sigue siendo la única noticia de nuestra región.

Siguen sindicatos y partidos de izquierdas inoculando a las asturianos que nuestro futuro está indisolublemente ligado al de la minería del carbón, con profusión de discursos catastrofistas. Y como guinda al discurso trágico se añade ahora el anuncio apocalíptico del "desplome de la industria" y se aboga por el "fortalecimiento de la capacidad productiva".

Continúan los erróneos análisis adornados de las viejas explicaciones sobre la decadencia de nuestra región apuntando a nuestra posición geográfica (que tiene menos relevancia que la que se le quiere dar en la economía actual) la estructura productiva (donde el peso de la industria es más mito que realidad), la falta de infraestructuras, la ausencia de apoyos externos y de una política industrial, que se resume en la denuncia de la falta de apoyos públicos (obviando los más de 4.000 millones de euros que costó mantener HUNOSA en los 10 años anteriores, los cerca de 3.000 millones de los planes del carbón o los casi 8.000 millones que se aplicó al ajuste de la siderurgia de los años 80).

Seguimos estancados, pues, en recurrir a causas externas en vez de reflexionar sobre nosotros mismos, a nuestro comportamiento, que ha producido que esa cultura de la gran industria pública, la cultura de la "fabricona", haya obstaculizado la adaptación a una economía abierta y de libre mercado.

La izquierda de esta región sigue en la numancia de la cultura de lo público y nos quiere subir en ese carro a todos. Una cultura de lo público donde los cargos sindicales están a la vez en la barricada y en el consejo de administración de HUNOSA. Un sindicalismo condicionado por el carácter público de las empresas que han sido sus bases de poder y que utilizan esa posición para "dirigir" decisiones políticas, aunque sea a costa del interés general.

Bajo el manto del proteccionismo sindical y el paternalismo (propio de tiempos pasados) se han atrasado, cuando no impedido, los cambios que el mercado exige, discriminando la asignación de fondos públicos en favor de la empresa pública y retrasando la recuperación económica de Asturias.

Nadie puede negar que  muchos de los avances sociales que se han conseguido en nuestro país han sido gracias a la acción de los sindicatos. Pero al mismo tiempo de ese reconocimiento hay que decir alto y claro que los sindicatos, con la anuencia de la izquierda política, han jugado en Asturias un papel que excede de lejos su función normal. Su injerencia política ha sido tal que ha retraido inversiones. Y todo ello se ha ocultado tras la mentira de que el perenne sector público sontendría esta región por los siglos de los siglos. La verdadera traición a Asturias es permanecer en la cultura subvencionista y pasiva, en seguir anclados en que "la fabricona" puede con todo y nos procura a todos el bienestar deseado.

Asturias necesita un cambio del cultura, superando el pesimismo, abriéndose más al exterior y poniendo los cimientos para desarrollar capacidades empresariales, desterrando la idea de que los inversores externos vienen a perjudicarnos. Tenemos que eliminar, en definitiva el sistema de tutelas propias de otros tiempos y otros regímenes políticos. Que la libertad sustituya a la regulación para que el futuro no pase por continuar viendo como a nuestro mejor capital humano se le condena a la emigración.


17 de junio de 2012

Aquel 15 de junio de 1977

La actualidad manda y una fecha tan importante para España, como es el aniversario de las primeras elecciones democráticas, es fagocitada por la celebración, en un espacio de pocas semanas, de unas nuevas elecciones de una Grecia sumida en lo más profundo de la crisis, la celebración de elecciones legislativas en una Francia que, capitaneada por el recién elegido Presidente de la República, pretende ser la salvadora de Europa sin entender que se trata de una tarea común y no de las ideas iluminadas de unos pocos; y la celebración de la cumbre del G-20 en México. Todo ello en puertas de la celebración de una Cumbre Europea trascendental para el futuro de la Unión.

De aquellas fechas, con tan sólo seis años de edad, sólo guardo recuerdos de imágenes de un televisor el blanco y negro, que era la única ventana que los hogares españoles teníamos para seguir aquellos días históricos de nuestra democracia.

Meses antes de aquellas primera elecciones democráticas, la imagen que recuerdo es la del Presidente Suárez que, tras el recuento de votos en la sesión de las Cortes, se dejaba caer unos segundos sobre su escaño con los ojos cerrados, con el alivio de haber logrado la aprobación de la Ley para la Reforma Política; para segundos después levantarse y aplaudir a los señores procuradores y consejeros que minutos antes, con su voto, había firmado el finiquito de las Leyes Fundamentales del Reino, paso previo a poder promulgar la Constitución democrática de 1978. 

Aquel paso de orilla a orilla -como escribió años más tarde Alfonso Osorio- trajo la aceptación, con aciertos y con errores, de de toda nuestra historia común. Como tiempo después diría el Presidente Suárez "había que tener el valor de no buscar culpables de nuestros errores y nuestras radicalizaciones y no volver a caer en una interpretación maniquea de nuestro pasado reciente".

De aquel miércoles 15 de junio de 1977, sin embargo, la imagen que guardo no me la dio el televisor. Mi padre se fue temprano de casa. Ejercía aquel día de presidente de una mesa electoral. Una llamada le hizo volver con urgencia a media mañana. Mi abuelo había sufrido una trombosis (hoy se le llama ictus) y desde aquel día quedó postrado en una silla el resto de su vida. 

De aquel hombre bueno, Nicolás Torres, mi abuelo, postrado en su silla, aprendí mucho los años siguientes. Aprendí de la visita que semanalmente su hermano Juan, Teniente del Ejercito Republicano, le hizo todas y cada una de las semanas de los quince años siguientes de su vida. Aquello me enseñó que la reconciliación de las dos "españas" no sólo era posible, sino que ya se había producido mucho antes de aquellos intensos meses que nos abrieron la puerta a la democracia, y que precisaron de unos políticos, de izquierda y derecha, que tuvieron la capacidad y la altura de miras suficientes para meter en vereda a los que, de uno y otro lado, pretendían seguir viviendo en los horrores del pasado, abriendo nuevas heridas que entorpecían nuestro camino hacia el futuro.


13 de junio de 2012

¿Galgos o podencos?


España ha obtenido el pasado fin de semana un  crédito  europeo  dirigido  a  las  entidades  bancarias que lo requieran para su saneamiento. Se trata de una inyección de capital que contribuye a estabilizar la situación en España y permite acometer con la calma requerida la necesaria reforma del sistema financiero español.

Una reforma que, como el Presidente Rajoy ha explicado esta mañana en el Congreso de los Diputados -durante la sesión del control al Gobierno-, debe pasar por una mayor integración fiscal y bancaria en el seno de la Unión Europea. 

Antes de que finalice el el presente mes de junio se celebran dos citas cruciales para el futuro de una UE y del euro: la cumbre de los líderes de las cuatro primeras economías de la zona del euro que se celebrará el próximo día 22 en Roma y el Consejo Europeo que se celebra en Bruselas los días 28 y 29. Rajoy apuesta por la creación de una autoridad fiscal comunitaria para orientar y armonizar estas políticas en la zona euro, ejercer un control centralizado de las finanzas y ser la gestora de la deuda europea. Además defenderá, en el ámbito bancario, contar con una supervisión a nivel comunitario y un fondo de garantía de depósitos común. No se trata, por tanto, de que unos pierdan y otros ganen, sino de que ganemos todos.

Porque Europa no necesita una guerra civil para emerger como una entidad económica verdaderamente unida, con una única moneda y una políticas fiscal armonizada.  Con una mayor integración fiscal y bancaria se podrán explotar las complementariedades entre las economías que componen la Unión de tal manera que las beneficie a todas. Los países más prósperos deben ayudar al resto a poner en orden sus casas presupuestarias para permitir ejecutar inversiones para el futuro que mejoren el potencial de crecimiento de su economía.

Mientras, otros pierde su tiempo en el discurso, tan inútil como estéril, de las etiquetas y los nombres, ejecutado con aplomo e insistencia, en su carrera por convertir tal trivialidad en axioma. Discutiendo si son galgos o podencos, dejando lo que importa por cuestiones de poco momento.

Ortega y Gasset lo dejo escrito en el prólogo a la segunda edición de su "España invertebrada": 

"Por una curiosa inversión de las potencias imaginativas, suele el español hacerse ilusiones sobre su pasado en vez de hacérselas sobre su porvenir, que sería más fecundo. Hay quien se consuela de las derrotas de que hoy nos infligen los moros, recordando que el Cid existió, en vez de preferir almacenar en el pasado los desastres y procurar victorias para el presente". 


12 de junio de 2012

Asturias 1934

Nadie como José Angel Fernández Villa ha hecho tanto por el movimiento sindical minero de Asturias. Nadie como él estuvo al pie del cañón encabezando un movimiento sindical que, como él dice, fue "la punta de lanza de la conquista de las libertades democráticas de este país". 

Nadie como él, sin embargo, ha sido capaz de dilapidar tan importante capital bloqueando con su eterna presencia la renovación y regeneración que cualquier movimiento sindical precisa para mantenerse vivo y conectado con la realidad en la que aspira a participar para defender sus ideas. Con su populismo sindical aderezado con victimismo y una buena dosis de mesianismo, Fernández Villa ha mantenido al movimiento sindical minero en un viaje continuo a la revolución obrera de octubre de 1934, para combatir a las fuerzas represivas del Estado a través de una eterna huelga revolucionaria. 

En ese continuo déjà vu Asturias es noticia estos días por las protestas de los sindicatos mineros por los ajustes en los Presupuestos generales del Estado de las ayudas a la producción del carbón. Cortes de carretera y vías férreas, barricadas que son inauguradas por el líder carismático y ataques a las sedes del Partido Popular son hoy la "normalidad" del día a día en nuestra región.

El pasado viernes se sorprendía y quejaba amargamente Fernández Villa de que la sociedad estuviese dando la espalda al movimiento sindical minero y de que muchos de los trabajadores que, habiendo mantenido una actividad laboral durante muchos años, viviesen al margen del problema demostrando indiferencia. Donde José Angel ve indiferencia y falta de respaldo hay en realidad hartazgo. 

Hartazgo de la violencia. Hartazgo del rencor por viejas guerras. Hartazgo de unos líderes sindicales que llaman a las movilizaciones en función de color del Gobierno. Unos líderes sindicales que entre 2008 y 2011 guardaron silencio mientras los gobiernos socialistas recortaban y recortaban recursos para la producción minera e iban a aplaudir a Rodiezmo las mentiras del Presidente Zapatero. Unos líderes sindicales que no abrieron la boca mientras Zapatero negaba la crisis, la minimizaba posteriormente y finalmente no actuaba para atajarla. 

Hartos, en definitiva, de que la esencia de la gente de la mina, forjados en la cultura del esfuerzo que modela al trabajador, en el apoyo de todos que ayuda a sobrevivir y en la convivencia de todos que necesitan de todos cuando hay cualquier problema; que todo ello sea puesto al servicio de los intereses de unos sindicatos que no han sabido, o no han querido, superar la barrera de 1934.

6 de junio de 2012

Ellos conciertan, ¿los demás miramos?


Pronto ha corrido el recién estrenado Gobierno de Asturias a los altares de la "concertación social". Tiempo le ha faltado para acudir a los agentes sociales para adorar juntos eso que con tanto boato adoran y llaman "paz social". 

Sin que haya concluido la elaboración del plan económico-financiero que tiene que validar dentro de unos días el Consejo de Política Fiscal y Financiera (que conlleva un ajuste 616 millones sobre el presupuesto que el propio PSOE aprobó en 2011), el Presidente de Asturias pone la venda antes de la herida. 

Fernández continúa así con la línea trazada durante doce años por los gobiernos socialistas -y que Foro Asturias no modificó en sus diez meses de Gobierno fallido- de abdicar de la acción de Gobierno en materia de creación de empleo y fomento de la actividad empresarial, en favor de unos agentes sociales y de un pacto de concertación que ningunea al parlamento asturiano en su labor de control y orientación del Gobierno del Principado de Asturias.

Creer en el diálogo y en el consenso implica buscar en todas las actuaciones el mayor acuerdo posible con todos los agentes sociales, económicos y políticos. Pero partiendo de un punto innegociable: hay que cambiar el concepto de lo que hasta hoy se presenta como acuerdos, como consensos, como pactos sociales. Estos acuerdos no pueden ser la expresión de un mero reparto de subvenciones o fondos, sino que tienen que explicitar compromisos reales en la dirección de generar prosperidad para Asturias. 

Empresarios, sindicatos, Gobierno, partidos políticos y toda la sociedad debemos trabajar en la misma dirección: una dirección que tiene que estar avalada por objetivos concretos y cuantificables en busca del incremento la actividad económica, el empleo y el dinamismo de nuestra sociedad. Todos tenemos que ser protagonistas de esos acuerdos y todos tenemos que asumir la responsabilidad que conllevan. 

El tiempo de pedir y no dar forma parte ya del pasado. Ahora hay que dar y hay que exigir.